martes, 8 de marzo de 2011

El Rol de la Mujer en El Salvador.


La participación de las mujeres en la sociedad salvadoreña ha pasado por diferentes etapas que han dejado la huella de algunos personajes históricos y sobre todo, han hecho posible la apertura de espacios para las mujeres, más allá de la tradición en la esfera doméstica, es decir su inserción en la producción.
Al indagar sobre la participación de la mujer en la historia de El Salvador, involucrando todos los ámbitos del que hacer social, político y económico es todo un reto, principalmente porque el sistema ha privilegiado la hazaña desde lo masculino, sin notar en la mayoría de casos la labor de las mujeres. No obstante existen investigaciones a la luz de la teoría de género, sobre etapas históricas importantes, tal como la que realizó Carlos Cañas Dinarte quien realizó un estudio sobre "Las Mujeres en la Independencia", en donde proporciona evidencias sobre el rol de las mujeres de la época de la independencia. Cañas Dinarte constata que "Las mujeres de esa época: criollas, mestizar, indígenas y negras esclavas, compartían algunas funciones y labores comunes, a las que se les denominaba: "oficios mujeriles". El hogar, la iglesia, el hospital y el campo de labranza eran sus principales espacios para desempeñar estas labores.

La mayoría de mujeres estaba excluida del derecho a la educación, además de que la misma era exclusividad de una élite eminentemente religiosa y segregada para hombres y mujeres, aunque la historia de la independencia de Centro América y El Salvador, está sellada por la firma de los próceres, fue hasta 1975, que en el marco del Año Internacional de la Mujer, que se reconoció la participación de una prócer: María de los Angeles Miranda, declara Heroína de la Patria mediante el decreto legislativo 101, fechado el 30 de septiembre de 1976 y a iniciativa de la Liga Femenina de El Salvador. No obstante existen muchos nombres en la historia que van desde heroínas hasta mártires, como lo son la metapaneca Juana de Dios Arriaga, en Chalatenango María Madrid, en San Miguel Mercedes Castro, entre otras.
Las labores hechas por las mujeres en la independencia como activistas, como defensoras públicas, convocantes, mensajeras, así como los registros de mujeres presas políticas y mártires, han sido hechos menos valorados y las tareas que éstas mujeres realizaron han sido consideradas como de apoyo y no como determinantes en este proceso histórico, lo cual confirma el carácter sexista de la historia escrita que ha destacado el protagonismo masculino como determinante para los cambios sociopolíticos y se ha dado un menor valor político a las acciones realizadas por las mujeres.
Sin duda, estos procesos de cambio no han sido movimientos aislados del contexto internacional, sino que han estado influenciados por los movimientos feministas desarrollados a escala mundial desde finales del siglo pasado, como por ejemplo la creación en 1888, del Consejo Internacional de Mujeres. De esta forma, en El Salvador, desde principios de siglo, las mujeres han participado en los procesos de cambio y han luchado por el reconocimiento de sus derechos, tanto políticos como civiles, entre ellos, el derecho a la educación y a su participación política.
Un importante personaje en esta lucha fue Prudencia Ayala, reivindicó sus derechos ciudadanos y buscó participar en la esfera política proponiéndose como candidata a la Presidencia de la República, además de haber incursionado en la literatura. Por supuesto que esta notoriedad pudo ser producto también de su ubicación en la sociedad, es decir dentro de una clase que tenía medios económicos para hacerse sentir.
Es importante mencionar lo anterior como un avance en la lucha por la igualdad de la mujer, el reconocimiento de ésta como ciudadana y su derecho al voto, contemplado en la Constitución de 1950, primera constitución del país que consagró sin ninguna condición el derecho de la mujer a elegir y a ser electa en cargos públicos .
En la esfera artística, a pesar de la situación de desventaja en la cual muchas de las mujeres salvadoreñas han desarrollado su trabajo, determinado sobre todo por el limitado acceso a la educación y es que "aún en los años 30, los bachilleratos para niñas eran poco comunes, las escuelas estaban diferenciadas en escuelas para niños y escuelas para niñas. Las escuelas para niñas no siempre cubrían el bachillerato, para poder continuar, las niñas debían ir a la ciudad e inscribirse en una escuela de hombres . De ahí que las mujeres lograran tener una presencia en las diferentes etapa, pero de una forma lenta, pero que han marcado el desarrollo de los derechos de las mujeres, principalmente políticos, educativos y culturales.
En la década de 1930, El Salvador era un país que reconocía a los hombres sus derechos políticos, la mujer no existía como ciudadana: no podía votar ni mucho menos optar a un cargo público, exilada del derecho a pensar. Por rebelarse frente a este estado de cosas, a Prudencia Ayala se le llamó "loca" y fue objeto de burlas de algunos panfletistas de la época. En aquella provincia de prejuicio y doble moral surgió el murmullo de las demandas por los derechos que le correspondían, hasta el atrevimiento de lanzarse como candidata a Presidenta, se dice atrevimiento, porque los derechos políticos de las mujeres no estaban reconocidos.
Como de todos es conocido en el siglo XX, las dos guerras mundiales dejaron millones de muertes y sobre todo al descubierto los altos índices de violación de los Derechos de las personas. Al final de la segunda guerra mundial, se firma la paz, la cual llevaba gran connotación social y principalmente la necesidad de garantizar y proteger los derechos humanos, tanto de hombres como de mujeres. En este contexto, en 1945 se reafirmó "La Fe en los Derechos Humanos Fundamentales", específicamente en la igualdad de mujeres y hombres. En 1946, se crea la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Lo anterior abrió una brecha no sólo en el ámbito internacional, sino también en el ámbito nacional, es decir los Estados deberían implementar políticas para la aplicabilidad del principio de igualdad entre hombres y mujeres por igual, lo que a su vez implicaba un largo camino de cambios culturales y estructurales.
La realidad de la mujer salvadoreña descansa en políticas estatales, las cuales deben respaldar toda iniciativa en pro del progreso humano y colectivo, aunque, bien es cierto que en la práctica, como se puede observar, este papel ha tenido aún poca incidencia en mejorar las condiciones de vida y desarrollo de las mujeres, de forma sostenida y al mismo tiempo entender que no puede haber desarrollo sin superar el déficit de las mujeres.
Desde los años de 1970 y con el auge de los Derechos Humanos, a escala internacional se han venido enfatizando los aspectos relacionados a la situación de la mujer, la necesidad de revalorizar su papel en el desarrollo de la sociedad; así como de evaluar y contrarrestar las condiciones de disparidad que condicionan su participación plena. Esto ha generado una dinámica que es impulsada tanto desde las instancias estatales como desde los organismos internacionales y del mismo sector de mujeres. Es en este marco, bajo la responsabilidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han sido organizadas conferencias mundiales sobre la mujer, de las que han emanado diversas Convenciones y Declaraciones, como las que se citan a continuación y que han sido firmadas y ratificadas por El Salvador:
Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer (1952), ratificada por El Salvador mediante Decreto Legislativo No. 754 de 15 de diciembre de 1993. Diario Oficial 17 de 25 de enero de 1994. Esta Convención condena la discriminación que sufren las mujeres en los ámbitos de las libertades y los derechos políticos. Asegura a toda mujer participar en el gobierno de su país, a elegir y ser elegida así como a obtener iguales oportunidades de ingreso en el servicio público de su nación.
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979), la cual fue ratificada por El Salvador por medio del Decreto Legislativo No. 705 de 2 de junio de 1981. Publicada en el Diario Oficial No. 105 de 9 de junio de 1981. Reivindica el pleno desarrollo de las mujeres modificando las estructuras sociales y culturales fundadas en los estereotipos de género y reconociendo el gran aporte de la mujer al desarrollo de la sociedad.
Convenios 100 y 111 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativos a la discriminación. Decreto Legislativo No. 78 del 14 de julio de 1994. D.O. No.157 de 26 de agosto de 1994. Establece que toda persona debe gozar de igualdad de oportunidades y de trato en la formación, acceso, admisión, seguridad y remuneración a un empleo de igual valor. La maternidad en las mujeres y las cargas familiares deberán recibir protección o asistencia especial.
Declaración final de la Conferencia Mundial de Educación Para Todos y Todas (Jomtiem, 1990). Suscrita por El Salvador en el mismo año de 1990. Se compromete a suprimir las disparidades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria logrando la igualdad entre mujeres y hombres en la educación, en particular garantizando a las niñas un acceso pleno y equitativo a una escuela básica de buena calidad.
Declaración final de la IV Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing 1995). Suscrita por El Salvador en el mismo año de 1995. Intenta avanzar en la igualdad y protección de los derechos humanos de las mujeres con independencia de sus características individuales y en los ámbitos de la pobreza, la educación, la salud, la violencia, el ejercicio de poder y la discriminación en la niñez.
Otras en el ámbito latinoamericano, como:
Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer (1948). Decreto Legislativo No.123 de 17 de enero de 1951. Diario Oficial No. 45 de 6 marzo de 1951.
Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Civiles a la Mujer (1948). Decreto Legislativo No. 124 de 17 de enero de 1951. Diario Oficial No. 45 de 6 marzo de 1951.
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) (1994). Decreto Legislativo No. 430 de 23 agosto de 1995. Diario Oficial No. 154 de 23 de agosto de 1995. Denuncia todas las formas de violencia contra las mujeres y proclama el derecho de todas ellas a una vida libre de violencia como algo indispensable para su desarrollo individual y la creación de una sociedad más justa, solidaria y pacífica.
Es importante mencionar como durante el proceso de guerra civil que se vivió en El Salvador entre 1980 y 1992, la mujer tuvo una participación de vanguardia (miles de mujeres y niñas se insertaron en la lucha y muchas de ellas fueron dirigentes) en este proceso, el cual dejó experiencias en todos los ámbitos de la vida de una mujer, porque tenían que dejar su hogar, sus hijos, su familia; en el económico, porque muchas dejaron su trabajo, pero en el político vieron la oportunidad de superar muchas dificultades que se tenían (por medio de grupos opositores al gobierno en turno), y lo más importante en un plano de igualdad entre hombres y mujeres, porque la lucha político y militar que iniciaron los grupos de izquierda no distinguían, al menos en los objetivos por alcanzar, ninguna desigualdad de género.
El mando significó un nuevo reto para la mujer salvadoreña, porque si bien surgía la oportunidad de dirigir política y militarmente grupos de hombres y mujeres, se daban los problemas domésticos, es decir abandonar el rol tradicional que la mujer había mantenido dentro de su hogar, esposa, ama de casa y madre, y en algunas ocasiones un trabajo que no significara el sacrificio de sus obligaciones, que era lo que los hombres tradicionales defendían.
No todas las mujeres alcanzaron una victoria completa, es decir no perder a su pareja y desarrollarse políticamente. La guerra duró mucho tiempo, y en su mayoría las mujeres casadas o acompañadas que se integraron sufrieron los efectos de la desintegración familiar.
Los hijos y las hijas de las mujeres integradas a la guerra, en su mayoría, por no decir totalmente, fueron criados y criadas por otros, pues era una limitante el poder movilizarse con ellos.
Se hizo sentir la discriminación sobre la mujer, pues la mujer dirigente en muchas ocasiones tenía como subalterno a su pareja, lo que incidía negativamente en su relación sentimental. Además el salir embarazada era pecado para las mujeres, pues no podían insertarse íntegramente a la misión.
En realidad las mujeres que participaron en la guerra civil de El Salvador fueron muchas, dentro de las que se pueden destacar las siguientes:
Mélida Anaya Montes, Marianella García Villas, Lil Milagro, Ana Guadalupe Martínez, Luisa, Nidia Díaz, Lorena Peña, son sólo algunos de los nombres o seudónimos de mujeres que dieron mucho de su vida para gestionar cambios en la dinámica social, económica y política de los salvadoreños y salvadoreñas.
En resumen la participación de las mujeres en los movimientos sociales, políticos o militares, ha sido relevante y sobre todo ha permitido la reivindicación de las mismas, al desempeñar roles distintos a los que se les habían adjudicado tradicionalmente, incluyendo el productivo.
Cualquiera hubiese sido la forma de separación de su familia, lo cierto es que las mujeres se quedaron solas, y eso significó asumir la jefatura del hogar y todos los compromisos que ello implicaba.
"La solución negociada de la guerra requirió crear espacios civiles y legitimar así el liderazgo del FMLN, surgen entonces, una serie de organizaciones femeninas y algunas de las que ya existían reorientan sus estrategias en una dirección más claramente feminista" .
CONAMUS abre en 1990 la primera clínica de atención a mujeres víctimas de violencia: un curso sobre teoría de género auspiciado por el Fondo de las Naciones Unidas (UNICEF) ofreció un espacio importante para que las dirigentes de varias organizaciones profundizaran el análisis de la opresión femenina y posibilitó, meses después, la formación del Centro de Estudios Feministas (CEF), primer colectivo dedicado a la difusión del feminismo en el país. Luego surgen Mujeres por la Dignidad y la Vida (Dignas), el Instituto Mujer Ciudadana, el Centro de Estudios de la Mujer (CEMUJER), la Iniciativa de Mujeres Cristianas (IMC), el Movimiento Social de Mujeres y el grupo de Mujeres Universitarias (MUES). Se crean, espacios para el trabajo con mujeres en ONGs y organizaciones mixtas.
En este contexto las presiones de los gobiernos amigos de El Salvador y la mediación de la Organización de las Naciones Unidas sobre las comisiones negociadoras del FMLN y el GOES dieron como resultado que el 1 de enero de 1992 se acordara finalizar la guerra en El Salvador y se firma la paz el 16 del mismo mes en Chapultepec, México.
Los Acuerdos de Paz abrieron la democratización del sistema político salvadoreño y desataron tres transiciones en El Salvador: 1) el tránsito de la guerra a la paz, 2) la desmilitarización del régimen y 3) el inicio de una nueva concepción y práctica del poder político. No se pretendió resolver todos los problemas existentes en ese momento de la sociedad y por tanto, no se crearon mecanismos para combatir la forma de tenencia de la tierra en pocas manos, la injusta distribución de la riqueza, el problema estructural de la pobreza, el deterioro ecológico y las desigualdades existentes entre hombres y mujeres, entre otros. Es decir, se negoció, pero sin adoptar medidas que pusieran en riesgo el sistema vigente.
Un punto oportuno de mencionar, fue que los Acuerdos de Paz fueron escritos totalmente en masculino, literal y simbólicamente hablando, a pesar de la presencia de más de una mujer en las comisiones negociadoras y firmantes de los mismos.
Bajo esta perspectiva, en uno de sus análisis sobre la situación de la mujer, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) relaciona estos cambios con la implementación de las medidas de ajuste estructural que se llevaron a cabo en diferentes países, principalmente en Latinoamérica y otros países en vías de desarrollo, siendo El Salvador como se mencionó en el párrafo anterior, uno de ellos.
Así las mujeres han logrado crear espacios importantes en organismos para mejorar las condiciones del sector en diferentes áreas. Por su parte, el Gobierno de El Salvador, a raíz de la IV Conferencia Mundial sobre Mujeres, celebrada en Beijing en 1995 y como signatario de la Plataforma de Acción de dicha conferencia, adquirió el compromiso de definir estrategias de acción que permitieran cumplir con las orientaciones fundamentales de la plataforma.
En marzo de 1995, se crea el Programa de Saneamiento de la Relación Familiar (PSRF), dicho programa pretendía proporcionar atención integral a las víctimas de la violencia intrafamiliar y fortalecer a la familia. Para ello se llevan a cabo convenios interinstitucionales; además de auxiliarse de grupos multidisciplinarios.
Bajo esta dinámica, en 1996 fue creado el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), en el marco del cual fue presentada en 1997 la Política Nacional de la Mujer. Los objetivos estratégicos de la política cubren diferentes áreas, entre ellas el área denominada "Medios de Comunicación y Cultura" , la cual integró aspectos relacionados con la situación de la mujer en la esfera cultural y más ampliamente en los medios de comunicación.
El documento de política afirma en cuanto a esta temática: "En el área cultural a la mujer se le ha ubicado en un segundo plano, marginándola y excluyéndola de cualquier expresión cultural y étnica donde pueda participar y demostrar su capacidad, por lo que se deben crear nuevos espacios para todas las mujeres en todas las áreas, incluyendo los espacios jurídicos, tanto legislativos como en la aplicabilidad de las leyes, partiendo que la mayoría de población es femenina, es decir alcanza el 52.51% del total con 3,375,686 de mujeres.
Al tocar el aspecto demográfico, hay un crecimiento de las mujeres, importante, que además es un indicador para reorientar efectiva y urgentemente las políticas económicas y sociales de desarrollo hacia la población femenina. Por ejemplo para el año 2000 eran 3,270,285, para 2001: 3,373,686 y para el 2002: 3,425,723 mujeres .
Hay que hacer notar que en los últimos años, tanto ISDEMU como la sociedad civil a través de las ONG's han implementado muchos proyectos que contribuyen al desarrollo de la mujer salvadoreña, tales como teléfono amigo y ferias informativas sobre derechos de género, entre otros; no obstante el arraigo cultural y la marginación económica, producto de la forma de tenencia de la tierra y la concentración de la riqueza en pocas manos, no permiten que se apliquen los principios de igualdad y equidad acertada y eficientemente, por lo que los problemas persisten, principalmente los de violencia de género, el cual legalmente se ha tratado de erradicar, por medio de la Ley Contra la Violencia Intrafamiliar.
No obstante muchas reformas legales, se siguen vulnerando derechos, por ejemplo el incumpliendo de las cuotas de pensión alimenticia, porque para muchos demandados esto no es prioridad y aun cuando hay presiones legales y políticas, la situación no mejora para los y las alimentarias.
Los enfoques que sobre género se hacen, sea éste feminista o de equidad, se vinculan con la institución de los Derechos Humanos, dando apertura al principio de igualdad jurídica en el nuevo contexto de no-discriminación, enmarcado en el Derecho Internacional y nacional.

1 comentario:

  1. Richar, quisiera saber si este texto fue escrito por usted o bien saber la fuente ya que voy a citarlo en un documento. Gracias.

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